Autor: Dorellis Estiú Cantillo
Para
el ser humano hubiera sido un poco difícil
cohabitar con animales que les ganarían en peso y tamaño. Realmente
hace alrededor de 65 millones de años atrás, tener una mascota
llegaría a convertirse solo en una utopía para la humanidad.
Sin
embargo
difícil
no se convierte para nada en sinónimo de imposible. Hoy día si
alguna persona tiene interés en sentirse cerca de lo que fue la Era
Mesozoica, no tiene que conseguirse una máquina del tiempo, con solo
trasladarse a unos cuantos kilómetros del centro de la ciudad
santiaguera se encontrará rodeado de las más exóticas especies de
dinosaurios.
Es el Valle de la
Prehistoria, único de su tipo en Cuba un centro recreativo y
turístico que exhibiendo monumentales figuras en tamaño real de
animales pertenecientes a los más arcaicos ciclos de la historia,
resulta de gran interés para grandes y chicos.
Desde su apertura en el año
1989 expone al aire libre, en una superficie de 11 hectáreas, casi
200 figuras realizadas con la técnica de ferrocemento, son
dinosaurios de todos los períodos prehistóricos desde el jurásico
hasta el mesolítico los que allí se encuentran; especies de
tiranosaurios, mamuts, tigres diente de sable o composiciones
escultóricas que reproducen la evolución del Homo Erectus o del
Hombre de Cro-magnon.
El excepcional color verde
del valle rodeado de montañas con las lagunas artificiales, resulta
la combinación perfecta convirtiéndose en el escenario ideal para
grupos de excursionistas, familiares y amigos, que escogen a este
sitio como destino a sus paseos, se lleven consigo un recuerdo sin
igual.
La amplia cueva que funciona
como restaurante es uno de los mayores atractivos del parque, en ella
además de sillas, mesas y dependientes dispuestos a brindar un
excelente servicio, se observan en las paredes reproducciones de
pinturas rupestres que evidentemente facilitan el hecho de sentirse
habitante de ese tiempo de la historia.
La verdad es que visitar una
vez el Valle de la Prehistoria en Santiago de Cuba, resulta solo un
pretexto más para volver, y recomendarlo a todos los conocidos que
sabemos disfrutan del buen gusto, del ingenio y la creatividad
artística con la que cuenta el hombre siempre que se lo propone. Es
una oportunidad más para reencontrarse con la Era primitiva.
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